"¿Y por qué no?"
Me preguntaba mientras andaba cabizbajo con las manos en los bolsillos de la sudadera a rayas que siempre suelo llevar y pegándole patadas a una lata vacía que había encontrado por el camino tirada en la acera.
¿Por qué no podía pasarme a mí? Sabía de más que la suerte nunca había estado de mi lado, pero quién sabe, quizás ésto no era sólo cuestión de suerte.
Así, dándole vueltas a la cabeza mientras pasaba por una larga avenida de imponentes edificios grises, noté que algunas gotas empezaron a caer sobre mí. Entonces alcé la cabeza al cielo ennegrecido y mi cara empezo a llenarse de multitud de gotas de lluvia como si de lágrimas se tratasen.
Así me quedé durante un buen rato dejando que la lluvia me empapase por completo, sin importarme lo que pensase la gente que pasaba a mi lado, ni tampoco el tiempo que pudiese llevarme en esa posición, simplemente me entretuve en sentir cada una de las gotas que caían sobre mi piel como si así fuese a limpiarme de todas las preocupaciones que habían estado atormentándome durante estos últimos días.
Cuando la lluvia empezó a amainar bajé la cabeza como si me hubiese despertado de un largo sueño y sin pararme a pensar, cogí la lata del suelo y la tiré en una papelera cercana, continuando así mi camino con las manos en los bolsillos, el pelo empapado y una sonrisa sincera en los labios, mientras pensaba: "No me importa la suerte, podré arreglármelas solo...simplemente tengo que ser yo mismo."
"Be yourself, everyone else is taken.", Oscar Wilde
