domingo, 28 de octubre de 2012

A little piece of Heaven.

Por fin. Por fin un fin de semana en condiciones.

Y es que ya iba siendo hora. Después de tanto tiempo encerrado en mi mismo y sin ninguna motivación para esos días de descanso a la semana, al fin parece que la cosa cambia.

Siendo sincero, con esta entrada no pretendo transmitir un mensaje, bueno, quizás sí, un mensaje de alivio, felicidad, y alegría por haber cambiado el curso de los acontecimientos. Ya cansaba eso de estar encerrado esperando a que alguien me "sacase de paseo", cansado de sentirme vacío y un tanto solo.

Sé que no es nada extraordinario, es un fin de semana más, pero he podido compartirlo con gente que de verdad me importa. Gente que al fin y al cabo siempre ha estado ahí. Pero sin duda, ha sido el mejor fin de semana en mucho tiempo, un fin de semana de lo más normal y a la vez de lo más perfecto.

La verdad, ya me da un poco igual pensar en todos aquellos que se han ido alejando. Si lo han hecho ha sido porque han querido y ya no hay marcha atrás, así que sólo queda mirar hacia adelante y rezar para que por favor, siga habiendo más fines de semana normales.

"La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad", Sir Francis Bacon

martes, 2 de octubre de 2012

Sometimes things aren't as we want.


And I'm gone, gone, gone...

Las palabras no dejaban de resonar en mi cabeza a la vez que la canción procedente de mis auriculares martilleaba mis tímpanos. En ese momento no me dí cuenta de cuánta razón tenía esa frase y es que realmente me había ido. Me había alejado de mucha gente, me había alejado de mi rutina, hasta de mí mismo.

Había veces que incluso no me reconocía y ese día no era una excepción. Me aburría en casa como muchos otros fines de semana sin nada interesante que hacer así que con mi pequeña libreta en mano y un bolígrafo me dispuse a dar un paseo.
Me coloqué los auriculares y empecé a andar hasta llegar a uno de mis sitios favoritos para pensar y escribir, así que me senté y me dediqué a observar como el sol descendía por una colina que se podía ver en el horizonte mientras escuchaba la misma canción una y otra vez.

Siendo sincero, no sabía muy bien si me había perdido o si me habían abandonado, no sabía que había hecho mal o que camino erróneo había podido tomar para llegar a tal situación, pero la cuestión es que aquí estaba y la marcha atrás no parecía una dirección aconsejable. ¿Qué podía hacer entonces?
Distraído empecé a morder el bolígrafo de tinta negra que traía conmigo mientras leía algunas frases escritas por mí hace ya unos meses. Algunas todavía me seguían llenando, otras apenas recordaba por qué las había escrito y muchas otras, a pesar de que me gustaban, habían perdido todo sentido para mí.
Pensé en encontrar consuelo en la música, cosa que ya había hecho en otras ocasiones, pero ni siquiera en eso me iba bien. Los estudios parecían haberme dado la espalda, el amor ... bueno, para qué hablar de un tema del que nunca saco cosas buenas. Por último quedaba la amistad, la cual en ciertos aspectos era en la que mejor me iba y en otros tantos la que peor. He conocido gente nueva pero muchos de los que creía "mis amigos" me han abandonado, pero bueno, mirándolo por el lado bueno supongo que poco a poco sólo quedarán los que verdaderamente son amigos míos. Así que, antes de cerrar mi libreta y volver a ponerme de pie, decidí aferrarme a eso.



"Quise compañía y obtuve un monólogo, quise un final feliz y me quedé en el prólogo". Nach

domingo, 9 de septiembre de 2012

Pequeño Pingüino.


Bendita locura.

Al menos eso fue lo que pensé sentado mirando el paisaje desde el balcón de aquel enorme edificio
de un tono grisacio que bien podría confundirse con el color del cielo un día nublado.
Quería rememorar todos los momentos que había vivido estos últimos meses y que los habían hecho tan especiales.
Por primera vez en mucho tiempo me había sentido libre. Lo suficiente como para creer que duraría para siempre, pero claro,
como en todo, siempre hay un final.
Era increíble lo rápido que había pasado todo y lo rápido que se me había olvidado la lección que había creído aprender.
Después de todo este tiempo volvía a tener los pies en el suelo, volvía a sentirme atrapado en mí y sin saber cómo escapar.
Al fin y al cabo, no soy más que un pingüino que quiere aprender a volar.


viernes, 29 de junio de 2012

Start again.

Abrí la trampilla del ático con esperanza de encontrar algo que dejé atrás hace mucho tiempo. Fui subiendo las escaleras poco a poco con mi linterna en la mano para alumbrar toda la habitación.
Una vez arriba dirigí su luz por todos los rincones hasta que finalmente me detuve en lo que estaba buscando.
Me acerqué al viejo baúl abandonado y polvoriento. Dejé la linterna en el suelo apuntando hacia ninguna parte mientras trataba de abrirlo con suavidad.
Tuve que rebuscar un poco en su interior pero finalmente lo encontré, mi viejo cuaderno seguía ahí. Con una sonrisa en los labios cual niño el día de Reyes lo abrí curioseando su interior, impregnándome de todas aquellas experiencias que un día dejé plasmadas en él porque me parecieron importantes o simplemente por si quería recordarlas en un futuro.
Llevaba mucho tiempo buscándolo y por fin volvía a ser mío. Volví a sentirme yo mismo, lleno, completo, satisfecho...
Aunque aun tenía muchas cosas qué hacer, mucho en qué mejorar, sé que ahora todo será más fácil. Todo el mundo se equivoca y es normal tropezar, sólo hay que saber levantarse.


domingo, 11 de marzo de 2012

3 Jumps.

Tras tres brincos se hundió en el agua.

Me encontraba tirando piedras distraído, contemplando como el Sol se dignaba a aparecer por el horizonte.
Sin ninguna expresión en mi rostro que revelara mi verdadero estado de ánimo dejé que los primeros rayos de Sol de aquel día tan especial me cegaran.
Un día más asomaba por el horizonte y yo no me había movido de allí en todo este tiempo, llevaba tanto tiempo esperando que ya no le encontraba sentido a nada, no hacía más que preguntarme qué hacía allí, por qué no me iba, a quién o qué estaba esperando...
Tantas preguntas y ninguna de ellas parecía tener respuesta. Nadie a quién preguntar, nadie que me contestara...